cachetada metafísica

La verdad, la verdad?
Pues claro que duele, carajo¡ uno trata de aguantar los putazos lo más que puede, pero la neta es que vinieron primero por la espalda, luego a la cara, y luego me caí y ya no sentí lo duro, sino lo tupido¡

3 días nomás sobándome los trancazos, como gatito, lamiéndome las heridas; con los ojos hinchados, como pelotas de golf por tanto llorar... y el dolor en la cabeza de tanto pensar y dándole vueltas al ¿cómo? ¿por qué? ¿quién?
Después del puchero, vino la iluminación: ahora entendía, no era nadie más que la policía karma que venía por mi, y no hubo mejor forma de apañarme que por la espalda, de sorpresa, de imprevisto. Ya estaba bueno de tanta pendejada.

Y entonces entendí que yo tenía la culpa y lo merecía. Aventé la piedra y luego escondí la mano, pa' que ando pidiendo cosas que luego se cumplen y ya no me gustan, para qué ando dudando, cuestionando; estúpida desidia¡¡... para que ando escribiendo poemas de amor a los que no existen cuando hay uno que sí existe.
Y yo haciéndome la loca de que no, no y no... nomás porque una vez dije que yo, ni de loca, volvía a enamorarme.
Insisto en que el amor a mí, no me apendeja... pero esta vez, quise matarlo de indiferencia, de hambre, de ausencia; por lo menos logré olvidarme de que seguía ahí, sentado en un rincón, y el pobrecito se empezó a poner flaco, flaco, famélico... casi se muere. Y por eso merezco la madriza.

Creo que el wuey anda medio emputado conmigo, y cómo no, si casi lo mato... se me moría en los brazos y yo ni siquiera lo miré. No sé si quiera perdonarme. Aunque, si lo pienso bien, aún con la hambruna, no se fue... y eso ya está cabrón, que aquí siga, moribundo, pero aquí está, cuando la vez pasada no aguantó ni tantito cuando saltó por la ventana.

Hoy sigue aquí, con sus ojos grandes, tristes mirándome en silencio cuando despierta... no me habla. Y sigo creyendo que está emputado, que en cuanto mejore agarrará sus patitas y se irá en la noche, sin despedirse, cuando no me dé cuenta. Yo espero que no sea muy tarde y logre convencerlo de que en otro lado no estará mejor que aquí; todos los días lo despierto con un beso y al dormir, lo estrecho contra mi pecho, como queriendo meterlo entre mis costillas pa' que no se vaya, pa' que sienta el calorcito y vuelva a quererme...
Pero quién sabe... eso es cosa de él; supongo que de algún modo, perdí mi turno.
O no?