Específicamente en el Montparnasse, hay un sepulcro que salta a la vista, por su particularidad, y su obvia belleza. Se trata de una hermosa mujer yaciente, desnuda, de mármol que vela desde hace ya un siglo, el descanso de Julio Ruelas, pintor y grabador zacatecano (1870-1907). Publicó su trabajo en la revista Moderna de México (1898-1911), y sus grabados inspiraron poesía, como fue el caso de 'esperanza' de Amado Nervo.
Pasó sus últimos 3 años en París, viviendo de una modesta beca; finalmente murió de tuberculosis en un hotel barato del barrio latino de dicha ciudad.
Jesús Eugenio Luján, amigo y benefactor de Ruelas, pagó los gastos funerarios y pidió a Arnulfo Rodríguez Bello la escultura que custodiaría la tumba a perpetuidad.
Sin embargo, dada la popularidad del cementerio de Montparnasse, existe una cláusula donde señala que cualquier tumba que no sea remodelada o restaurada periódicamente, automáticamente será destruída y los restos mortuorios serán reubicados en una fosa común.
A finales de este año vence el plazo para que los descendientes o encargados de la tumba de Ruelas se presenten con la dirección de Montparnasse, sin embargo, hasta el momento, nadie ha aparecido.
Existe una comunidad en línea (http://www.julioruelas.org/) que ha buscado comunicación y principalmente apoyo de la Secretaría de Cultura o de relaciones exteriores en México para salvar los restos de Ruelas del olvido, y por supuesto, la destrucción de su protectora, que al final, también es patrimonio cultural de México, en Francia.
Actualmente se presenta la exposición 'Julio Ruelas: El viajero lúgubre' en el Museo Nacional de Arte (MUNAL)
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