Vengo de leer un blog cuya última entrada dice:
EL AMOR APENDEJA
Será? Leo la frase varias veces, como queriendo hacerla mía, la leo en voz alta: más fuerte, más despacio, pausado, me siento derechita y vuelvo a pronunciarla.
No sé si el amor apendeje;
por lo menos a mí no.
A mí me noquea el muy hijo de la chingada.
Yo ya no quiero creerle nada, el muy ojete parace que se aburre y se va cuando menos lo espero. Así sin más, sin avisar se larga para sabe dios cuando volver... A veces se queda años, y otras, apenas pasa un par de noches conmigo.
A veces se disfraza para que no lo reconozca, o tal vez para que no sepa que está ahí. (o nomás estará jugando?)
A veces el amor se disfraza de lujuria, de pasión, hasta de odio o indiferencia. Y hay que saber mirarlo a los ojos, encontrarlo y desenmascararlo.
***¿Cómo diferenciar el amor de la costumbre?-***
... Aunque conozco algunos que ni dándoles en la cara lo reconocen. O nomás se hacen, voltean y se hacen los disimulados nomás pa' no pelar.
Pero yo no... yo sí lo veo (aunque sea de reojo) volteo, lo encaro... lo abrazo, nos tomamos unos tragos, y el muy cínico me enseña imágenes de la última vez; yo nomás hago un rictus y le muestro la nueva cicatriz en mi pecho.
Pero ni modo, así es el amor, qué se le va a hacer... míralo, ahí va saliendo por la ventana, nomás me agarró distraída el muy hijo de puta...
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3 comentarios:
Eso que? Ya estas escribiendo como el Cuevas... me cae que tienes más. Ando un poco amargado ultimamente así que no te ofendas. Ciao.
Soy yoyoyoyo
naaaaaa... qué me voy a ofender, y menos viniendo el comentario de asté. Pero en efecto, tiene un no-sé-qué-que-qué-se-yo que resulta cuevesco... eso sí, no fue intencional, fue meramente involuntario.
Y sí, te creo que andes de amargado... pero no importa, con unos tragos se quita
besitos
a.
Estoy de acuerdo con yoyoyo -menos en lo de cuevesco- te conozco, Vinet, y s� te quedaste en la superficie nam�s flotando. Tenga valor y sum�rjase en las profundidades de ese sentimiento. Rehaga su tecsto pero ahora p�ngale pasi�n, que al fin y al cabo sin pasi�n no hay amor pero s� costumbre.
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