viernes, 12 de octubre de 2007

centro histérico

Toda mi vida he habitado en el centro histórico. Más que calles, más que mi casa; esas avenidas, con sus edificios, plazas, tiendas y museos son ya parte de mi; simplemente no me imagino viviendo en otra parte de la ciudad.
Estudié varios años en el centro, los que más recuerdo son los que pasé en el Colegio de las Vizcaínas; todo un alucín ocupar sus grandes y altísimos salones, con duela de esa que rechina de vieja, era un edificio muy frío y pasaba los recesos en el patio, echada como lagartija al sol. Recibí primeros besos en el atrio de Regina Coelli (calle de Regina y Bolívar), citas, salidas, borracheras... muchos recuerdos en sus calles; aún hoy, me embriago en sus cantinas (el nivel, el río de la plata, el hostal en Guatemala etc etc) y sus antros; como en sus restaurantes y cafeterías, y la mayoría de mis amigos encantados vienen al primer cuadro de la ciudad... si me pongo cursi (ya es fin de semana, denme chance) conocí a mi actual pareja en el mismito centro, vivimos en él, lo hemos recorrido de principio a fin y nos hemos forjado muchas historias y recuerdos en días soleados, nublados y lluviosos.

Hace un par de años, tuve el placer de trabajar en el Antiguo Colegio de San Ildefonso; de cierto modo reviví mis tiempos de escolapia en las Vizcaínas, aunque por supuesto, era aún mejor. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, también he contemplado como con el paso de los años, el centro se convirtió en un lugar cada vez menos habitable: prostitución, tráfico, drogas y por supuesto, el tema de la semana: ambulantaje.

Desde que recuerdo, las calles del centro eran ya tianguis gigantescos que se instalaban con cierta frecuencia... específicamente recuerdo uno sobre la calle de Uruguay... donde igual podía ver puestos con renta de películas (beta, por supuesto... oh¡ los 80's¡) que puestos de juguetes, ropa y comida.
Flash no. 2: A mi regreso a casa saliendo de la secu (en los tempranos 90), caminaba toooda la calle de Mesones, pasaba Bolívar, 5 de febrero, 20 de noviembre, Pino Suárez, Correo Mayor y aún más allá, y en calles como las Cruces, y la misma Mesones los puestos iban ocupando cada vez más y más terreno, ya no cada tercer día como algunos años atrás, sino toda la semana.

Hoy en día puedo decir que las cosas se salieron completamente de control. A pesar del programa de ordenamiento de hace 10 años donde se le dió plazas comerciales a los vendedores, estos continuaron ocupando las calles y las plazas terminaron como bodegas...

La población de comerciantes ambulantes aumentó considerablemente de 5 años hacia acá, siendo el colmo de los males cuando éstos comenzaron a -literalmente- acampar en la calle para no perder sus lugares y de algún modo decir que nadie los movería de ahí.

Creo que perdería un poco el tiempo explicando todo lo que ello implicaba: tráfico, estéreos y televisiones a todo volumen a cualquier hora del día y la noche, cantidades increíbles de basura y ni mencionar los olores cuando abríamos ventanas; lo que verdaderamente me ponía brava era que subieran a mi balcón (vivo en el 1er. piso) y así, como quien está en el patio de su casa, amarraran lonas, focos, cables de luz etc. y todavía tuvieran la desvergüenza de asomarse hacia adentro y ver mi televisión.

Con todo este numerito de la nueva reubiación de los comerciantes, aún mantengo cierta incredulidad y le doy el privilegio de la duda al jefe de gobierno del DF, Marcelo Ebrard, quien dice estar dispuesto a asumir las consecuencias políticas y sociales del asunto. Y aunque me hace terriblemente feliz salir a la calle y caminar sin tener que esquivar niños, cables, puestos, o bajar de la banqueta y esquivar autos, no quiero ilusionarme con que esto será duradero. Hay muchas teorías circulando alrededor de todo este asunto: que si volverán para la temporada decembrina, que si ahora ocuparán calles paralelas a Eje Central, que si la cosa se pondrá de a peso... y ni mencionar qué es lo que pensará hacer el buen Marcelo para regularizar la mercancía de los comerciantes (más del 60% proviene del contrabando, robo y ni qué decir de la piratería)
En fin, muchas aristas para un solo problema. El caso es que yo hoy, mañana y pasado mañana caminaré todavía con más gusto por el centro histérico del D.F.

3 comentarios:

Alejodata dijo...

Interesante....
¿Será que la mercachifleria es un problema en toda Latinoamérica?

Anónimo dijo...

Y NADA, CREO QUE SE DEBERIAN DE PONER UN DIA SI Y UN DIA NO, EL PROBLEMA ES SOCIAL, ES DE DESEMPLEO, Y ACA ESTAMOS A FAVOR DE LA IDENTIDAD DE LA MICRO ECONOMIA Y DE ESO DE SER TU PROPIO JEFE, TENER TU PROPIO HORARIO Y GANAR MUCHO PERO MUCHO MAS QUE EL SALARIO MINIMO AL DIA...
DENLES CHANCE, PERO TAMBIEN QUE NOS DEN CHANCE DE TENER DIAS DE PODER CAMINAR BIEN RICO COMO LO MENCIONAS QUE ASI SE DISFRUTA EL CENTRO MUCHO MAS

apruebadebalas dijo...

Definitivamente es un tema que puede generar mucha discusión, y muchos puntos por donde verlo. En efecto es un problema social y de desempleo, sin embargo, creo que otra bronca bien difícil es que la mayoría de la mercancía que se vendía en las calles era pirata, de contrabando o incluso robada, sin mencionar que no pagan ningún tipo de impuesto mientras que los locatarios pagan luz, agua, y en general cualquier impuesto haciendo la competencia es bastante desleal.

Por otra parte, están los líderes ambulantes a quienes se les permitió hacer y deshacer en las calles como si les pertenecieran, lo que nos lleva a un desenfrene de corrupción y nunca acabamos jejeje (además no soy muy buena hablando de política)

El caso es que creeme que nadie quiere vivir en una calle plagada de romerías... aunque en efecto qué mejor que ser uno su propio jefe y manejar la chamba como mejor nos plazca. Encontrar una solución que beneficie a todos será algo interesante de ver.
Gracias por opinar¡

l.v