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viernes, 20 de marzo de 2009

vuelo y vuelvo a la realidad

En realidad no sé si hacer de este post una crónica controlada y 'objetiva' o simplemente dejar salir el arrebato de cada poro del cuerpo. Hagamos el intento.

Soy muy fan de radiohead; es prácticamente la única banda que me ha acompañado más de 10 años, en los mejores y peores momentos, es decir, no es una banda característica de 'x' momento. Tal vez sea por eso que muchos consideremos 'excelso' o 'maravillosa' cualquier cosa que radiohead diga o haga.

En fin, creo que los asistentes a esos 2 conciertos coincidimos en que sabíamos que la experiencia sería única, tal vez irrepetible, y que sería toda una experiencia sensorial, musical, emocional. Y vaya que no me defraudaron...

A lo mejor fue la espera de tantos años o la expectación; lo único cierto es que lo que viví esa noche, generó tantas emociones y tantas ideas, que aún padezco la cruda de ese concierto.

No solo fue 'Fake plastic trees', 'Lucky' o 'Nude' (con la que, irremediablemente lloré como niña chiquita)tal vez era el escenario que vivía y transpiraba y resplandecía como el cielo y luego se convirtió en cálida lluvia, y en momentos era un frenético latido que parecía furioso y que en sus entrañas dibujaba las siluetas de los músicos.

Y entonces me sentí feliz, tan feliz... Muy muy viva. De pronto sentí que nada podía ser mejor. De pronto experimenté esa sensación de abrumadora belleza, esa emoción tan grande que ya no cabe en tu pecho y que en cualquier momento vas a caer fulminado con el corazón explotado.
... Y la sensación no se fue... siguen pasando los días y sigo tarareando esas canciones, teniendo en mente viejos recuerdos, hilando lo que tengo imaginando qué puedo hacer con ello.
Tal vez es tiempo de girar el timón...

Un pedacito de emoción:



p.d. Dejen de rasgarse las vestiduras con creep!! Simplemente piensen que presenciaron una rarísima ocasión, no importa si les gusta o no, si radiohead nos tilda de ignorantes o no.

martes, 8 de abril de 2008

sábado, 19 de enero de 2008

miércoles, 16 de enero de 2008

adiós al nivel

Hoy ya es oficial: Una de las cantinas con más tradición en el DF cierra definitivamente.

'El nivel' cantina que podían encontrar en la calle de moneda en el centro histórico, en contra esquina del zócalo y que ostentaba la licencia no. 1 de todo el país cierra debido a un juicio que mantenía con la UNAM desde hace varios años.


El edificio donde se encontraba el nivel, es propiedad de la universidad y justo en el primer piso se encuentra la 1a. imprenta de latinoamérica, por tanto, la UNAM no consideraba propio compartir el edificio con una cantina, aunque, bueno, la cantina también resultó histórica para la vida de la ciudad de méxico, ya que era visitada por personajes políticos y culturales de la ciudad.

En fin, extrañaremos el nivel.

jueves, 1 de noviembre de 2007

muerte niña

Día de todos lo santos. Hoy, se recuerda y se festeja a los muertos chicos, a los niños difuntos. Hace más de una semana que la imagen de la muerte niña me está siguiendo, por este día, por mi recuerdo chiquito que viene 2 veces al año, por un corto que vi en la televisión.
En México tenemos la fama de tomarnos la muerte muy a la ligera, con ironía, que jugamos con ella, aunque al mismo tiempo le damos el respeto merecido; la abrazamos cálidamente. Por ello no me sorprende que nuestra cultura abrazara del mismo modo la costumbre nacida en Europa de fotografiar a los difuntos, de conservar el último instante, el último rastro de vida.

La costumbre nació a mediados del siglo XIX, ante el deseo de poseer una imagen del finado; como cualquier tecnología nueva, la fotografía (o en este caso los daguerrotipos) no estaba al alcance de las clases menos favorecidas, así que, la muerte de algún miembro de la familia obligaba a pagar por este pequeño lujo para preservar su recuerdo.

Las formas en que se fotografiaba a los muertos fueron muy variadas: podía retratárseles solos o con su familia completa, simulando una siesta, rodeados de flores, en composiciones extrañamente hermosas; los más audaces abrían los ojos del finado, y lo colocaban de forma tal, que pareciera que aún se encontraba con vida.

Fuera de lo que pudiera creerse, esta forma de recuerdo fue muy popular por lo menos de 1860 a 1930 y tantos, y era mucho muy común, dado que las tasas de mortandad eran casi las mismas que las tasas de nacimiento; con los avances de la fotografía, y al abarataniento de los costos, las familias pudieron disponer de momentos reales, momentos vivos; y la 'necesidad' de fotografíar a sus muertos era cada vez menor.

En el caso específico de México, se fotografiaba más a los niños que a los adultos, tal vez para dar fe de la existencia de los pequeños; o tal vez para presentarlo a aquellos familiares que no alcanzaron a conocerlo ni en vida. Al igual que en Europa, podía retratárseles con o sin los familiares, sin embargo no intentaban que lucieran con vida, los rodearan de flores y los vestían de santos... esa era la muerte niña.

Desgraciadamente encontré muy poco (prácticamente nada) acerca de esta costumbre en méxico. Ni siquiera imágenes, salvo ésta última, que encontré en el blog http://www.alexandroroque.blogspot.com/ si alguien tiene algo más, agradecería rolen información.

Mañana llegan los fieles difuntos, regresan a acomañarnos un rato, a devorar los aromas de las flores, del pan de muerto, del mole y las grandes comidas que se preparan en su honor. Mañana es del olor del cempasúchitl, del copal, del incienso. Nos leemos el lunes.